Cápsulas de cianuro (para vendepatrias y serviles)

Escrito por Carlos Fonseca Terán
13/03/23

 

En un mundo tan injusto como este en el que vivimos, es normal que los justos tengan muchos enemigos, y más normal es todavía que esos enemigos sean los poderosos de este mundo y sus comparsas. Ser rechazados por ellos en un mundo como este, es motivo de honor; ser rechazados por otros que también son rechazados pero no se enorgullecen de ello, es motivo de dolor. Pero sabemos que cuando hay gobernantes y dirigentes cobardes que se dicen de izquierda, una cosa son ellos y otra cosa son los pueblos y la militancia de base; incluso sus propios partidos nos respaldan. Por nuestra parte, los que hemos hecho revoluciones y no simples cambios cosméticos, y no nos avergonzamos de lo que somos, estamos unidos entre nosotros, como lo está cada una de nuestras fuerzas revolucionarias. Por eso entre otras cosas, el imperialismo no ha podido ni podrá con nosotros.

Sin embargo, todavía falta acercarnos y comprendernos entre todos los que queremos un mundo distinto, que es posible porque es necesario, y que aceptemos con respeto nuestras diferencias, mucho menos importantes que nuestras coincidencias. Lo lograremos.


Los que antes nos acusaban de estar aliados con la Iglesia, ahora nos acusan de reprimirla y piden para nosotros los peores castigos de la Santa Inquisición. Incoherencia. Nunca hemos sido aliados de la Iglesia como institución, que no debe confundirse con la comunidad de creyentes que comparten una misma forma de vivir su espiritualidad. La cúpula de la Iglesia siempre ha sido enemiga declarada de nuestra Revolución, que en cambio siempre ha sido respaldada por sacerdotes comprometidos con la causa de los oprimidos y partidarios de la reconciliación, y que por eso han sido castigados y marginados.

Los valores cristianos, los principios socialistas y las prácticas solidarias han sido siempre parte de nuestra mística revolucionaria, y la Revolución Sandinista fue la primera en el mundo que nació y triunfó proclamando la unidad entre cristianismo y revolución. El sandinismo rescató la esencia revolucionaria del cristianismo, y eso es lo que no nos perdonan los fariseos de hoy, herederos de Caifás, que se sienten con derecho divino de poseer el monopolio de la espiritualidad humana, así como las familias oligárquicas y sus aristócratas de pacotilla, se sienten con derecho divino de poseer el monopolio del poder, y sus hijos de casa, sirvientes adoptados y desclasados, a ser sus mayordomos.


Los mismos que salen en defensa de curas corruptos, criminales y patéticos, en 2018 se fotografiaban muy felices con el hijo y heredero político de quien fuera autor intelectual del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.