Artículo de Moisés Absalón Pastora.
Estamos los nicaragüenses en el contexto del trágico primer aniversario de lo que el odio y la mentira desató el 18 de abril de 2018, contra una nación y un pueblo que jamás sospechó hasta donde podía ser capaz de llegar.
Próximos al bicentenario de nuestra independencia ya hemos sufrido golpes de estado, intervenciones, invasiones imperiales, guerras civiles, revoluciones y toda la gama de fenómenos naturales y políticos inimaginables. A pesar de ello nos sabemos bendecidos por Dios, por las grandes riquezas que nos confirió, pero igual empobrecidos por la miseria humana del hombre que nos ha postrado por los apetitos de poder por el poder mismo de aquellos que por no tener propuestas y soluciones son parte de nuestros problemas y no de las soluciones que demanda un país empobrecido, aunque paradójicamente rico en recursos naturales y de un pueblo que reclama paz para trabajar y desarrollarse.
No quisiera remontarme tanto en la historia porque particularmente la de Nicaragua es de mucho dolor, ni tampoco puedo crear expectativas con respecto al futuro porque por no conocerlo es angustiante tratar de explorar sobre lo que pasará mañana. Antes bien me quedo con el presente porque es donde reside nuestra realidad y es desde donde hilamos fino para tratar de cicatrizar las profundas heridas que nos abrieron quienes desde afuera nos crearon la crisis que hoy vivimos y que partió a nuestro país en dos; en la Nicaragua de antes del 18 de abril y la Nicaragua después del 18 de abril, antes un modelo a seguir y ahora una resurrección que emprender.
Entre más se valora lo que teníamos antes del 18 de abril y más conocemos del daño moral y económico que el golpe contra el estado causó al país después de esa fecha, es imposible estar ajeno a la indignación nacional de todo un pueblo que ahora está más que claro que toda la barbarie desatada no fue otra cosa que un acto aborrecible desde todo punto de vista, por no haber en su ejecución un solo argumento que lo justificara.
Nicaragua desde que el Presidente Daniel Ortega asumió el gobierno en representación del Frente Sandinista, en los últimos 12 años, había logrado construir el escenario más óptimo desde la post guerra, desde 1990 hasta nuestros días.
Apareado a lo que había sido un impresionante e inigualable crecimiento económico se aplicaron políticas sociales que impactaron notablemente en la lucha contra la pobreza que es la única guerra que el gobierno revolucionario decidió librar todos los días de batalla en batalla.
Esa guerra, la única humanitaria que puede existir no fue asumida por un sector que ve en Daniel Ortega a su enemigo, ojalá lo consideraran su adversario y tienen el derecho de pensar así, pero a los que les ganó el odio que nunca fue ni será buen consejero para nadie porque el daño directo, fue contra una gran mayoría que comenzaba a sentir la brisa de la esperanza.
Las encuestas decían antes del 18 de abril que el desempleo y la carestía de la vida eran los principales factores de preocupación para los nicaragüenses y esos son fenómenos engendrados por el enemigo, por nuestro único enemigo; La pobreza.
El país hasta antes de aquel 18 de abril de 2019 tenía una década creciendo sostenidamente como una de las tres naciones latinoamericanas que lo lograron solo después de República Dominicana y Panamá y aun promedio de 4.5% anual, lo que permitió, una transformación palpable del país que era reconocida por muchos países que luego quisieron acercarse al modelo económico de los nicaragüenses.
Aquello era fácilmente palpable y así las carreteras duplicaron su kilometraje histórico y en tan solo doce años había superado todo lo que había hizo desde nuestra independencia en 1821 hasta el 10 de enero de 2007 que Daniel Ortega asume por segunda vez la presidencia para iniciar lo que él denominó la segunda fase de la revolución sandinista, pero esta vez en paz.
Pero la transformación fue integral y así surgieron basados en el principio constitucional de salud y educación gratuita hospitales nuevos con la más avanzada tecnología de diagnóstico y cura, escuelas y colegios nuevos en todo el territorio con el más alto pensum y tecnología
Nicaragua se propuso dar sentido a las bendiciones que Dios le ofreció a través de su naturaleza y siendo consecuente con la más intensa campaña de respeto al medio ambiente empezó a dar forma al desarrollo turístico hasta posesionar al país a través de las revistas más especializadas como uno de los destinos turísticos más recomendados del mundo.
La juventud comenzó a ser integrada a la sociedad aislándola de los peligros de las drogas, del alcohol y las pandillas poniendo en cada barrio parques con instalaciones deportivas para las familias no solo en nuestra capital sino en todo municipio y cabecera departamental
El gobierno de reconstrucción y unidad nacional de Nicaragua asumió como visión de su proyecto tres ejes fundamentales Socialista, Cristiano y Solidario, al comienzo cuando empezamos a escuchar esta trilogía muchos y me incluyo no la comprendíamos hasta que en la práctica entendimos que lo de socialista no era necesariamente una condescendencia solo ideológica sino una política humana de redistribuir la riqueza de una manera más justa, que lo de Cristiano no era un decir dialécticamente religioso sino una voluntad de justicia para con los más pobres a fin de luchar coherentemente contra la pobreza y que lo de solidario era la inmediatez de respuesta para el necesitado.
Cuál es la diferencia entre aquellos que han crecido a menos ritmo que nosotros pero que están muchísimo más arriba que Nicaragua, los otros ya antes crecieron sostenidamente hasta por tres décadas mientras que en Nicaragua nos la hemos pasado enfrentados los últimos 50 años y algunos, que viven hablando de volver a las guerras, solo viven pintando fatalidades para recetarnos pesadillas que solo ellos viven para complicar nuestra existencia y conferir armas a los que históricamente nos ven como sus enemigos porque no es el mundo, con el que tenemos excelentes relaciones el que nos quiere poner la bota encima sino que son los Estados Unidos, el policía de la tierra.
El imperio no nos perdona a pesar de sus invasiones y de sus intervenciones que sigamos en pie y además reconocidos por naciones verdaderamente amigas que destacan nuestra voluntad para ir hacia la búsqueda de un futuro distante al pasado donde todo lo solucionábamos por la boca del fusil y no como ahora a través del diálogo y la negociación que torpedean los que nos tienen como estamos.
Un pequeño resumen indica que producto del terrorismo golpista, en complicidad plena del gran capital representado en el COSEP, señala, que el 25% de los negocios fueron cerrados tras el odio desatado a partir del 18 de abril pasado lo que para nosotros es letal.
Por esa tragedia se perdieron 119,567 empleos, de ellos 77, 000 que cotizaban al INSS. Que 205.4 millones de dólares es el costo de la destrucción en el sector público. Que 231 millones de dólares son las pérdidas en el sector turístico. Que 525 millones de dólares en pérdidas, están vinculadas al sector transporte. Que el 95% de la reducción al presupuesto va para alcaldías, Minsa, Mined, MTI. Que, en 81 mil 213 millones de Córdobas quedó fijado el nuevo presupuesto del que se redujo en más de 7,000 millones de Córdobas. Para nuestra economía esto es una barbaridad de plata, es un retroceso de una década o más en el tiempo que indudablemente nos hará difícil la escarpada.
Todo daño material o económico se recupera, nosotros que hemos sido víctimas de todo el menú que ofrece el poder de la naturaleza lo sabemos muy bien. Pero lo que no se recupera son las 198 vidas que se perdieron como producto de todos esos crímenes de odio, que muchos que hemos peleado hasta dos guerras, jamás conocimos y que elevó los costos morales cuando por añadidura abrió heridas entre los nicaragüenses que hasta el 18 de abril creíamos habían desaparecido pero que estaban encapsulados y estimulados por los millonarios desembolsos que Estados Unidos hacía para nutrir la estrategia de espanto y dolor con la que aun pretende acabar con Daniel Ortega y el sandinismo.
La mentira mediática pretendió vender al mundo que en los tres meses posteriores al 18 de abril del año pasado el nicaragüense se había insurreccionado contra un gobierno democrática y constitucionalmente electo y reelecto que fue pintado de “Dictadura”.
En la trama se involucraron sectores que desde el 2007 hasta el 18 de abril de 2019 habían mantenido extraordinarias relaciones con el gobierno de Daniel Ortega. Entre ellos los empresarios del COSEP como administradores de los intereses del gran capital como parte de una alianza tripartita en la que estaban los trabajadores y el gobierno mismo como facilitador y hasta obligado por una ley de rango constitucional.
Por aquellos tiempos eso que pintaron como “dictadura” dejaba que su pírrica oposición marchara todos los miércoles de todas las semanas sin que pasaran de 60 personas cada plantón que convocaban; Los llamados campesinos que protestaban contra el Canal Interoceánico realizaron más de 100 marchas en diferentes partes del país y lo hicieron cuando quisieron y nunca un medio fue cerrado, un periodista fue encarcelado, nunca se limitó la libertad de prensa y expresión, por el contrario de la misma forma que ahora lo que siempre existió fue libertinaje; jamás hubieron exiliados, nunca prisioneros políticos y siempre la policía nacional gozó de una amplia confianza y apoyo en el pueblo.
Pero todo eso de la noche a la mañana cambio con un primer ensayo que se aprovechó con el incendio en de la Reserva Indio Maíz donde los que jamás tuvieron una sola idea de la conciencia ambientalista se convirtieron en los guardianes de la montaña y entonces practicaron lanzarse a las calles protestando porque decían que el gobierno no estaba haciendo nada cuando desde el primer momento se metieron a más de mil miembros del ejército más otra gran cantidad de que sumaron todos los bomberos del país y se tramitaba como países como México helicópteros levanta agua que ayudaron tanto como la misma naturaleza que precipitó mucha lluvia sobre aquel incendio que terminó siendo controlado.
A los días vino una reforma a la ley de seguridad social que se convirtió en el detonante de aquella orgia y aunque el gobierno del Presidente Daniel Ortega por la estabilidad de país echó píe atrás ya no fue posible detener el plan del imperio a ejecutar por sus sirvientes nacionales y entonces la noticia falsa comenzó a hacer lo suyo y produjo un muerto que jamás existió en 18 de abril y al día siguiente que se asesina al primer sandinista lo hicieron suyo diciendo que era un estudiante cuando en realidad se trataba de un estudiante de la juventud sandinista que fue quemado vivo dentro del edificio del Centro Universitario de la Universidad de León y que se convirtió en el primer crimen de odio del terrorismo golpista.
Lo que siguió después fue el secuestro del país por unos tres mil individuos muy bien pagados que se apostaron en lugares estratégicos para montar tranques que con toda impunidad eran paredones de fusilamientos y centros de torturas contra todo ciudadano que se identificara como sandinista.
Mientras esto sucedía a exigencia de tres obispos de la iglesia católica, Silvio Báez, Rolando Álvarez y Juan Abelardo Mata, todos miembros de la Conferencia Episcopal, la policía nacional tuvo que replegarse esperando que los resultados del primer intento de diálogo, que fue una verdadera pantomima, desmontara esas barricadas de odio.
Por más que se insistió que aquellos tranques debían ser levantados porque además de muerte generaban graves pérdidas no hubo forma hasta que entonces la policía tuvo que salir de sus cuarteles y rescatar al país de sus captores, Estados Unidos y sus sirvientes nacionales.
Desde mi humilde percepción hay dos factores por los cuales el terrorismo se lanzó contra Nicaragua. El primero es que Estados Unidos jamás perdonará a Daniel Ortega y al FSLN que su nacionalismo se haya inspirado en el General de Hombres Libres que desde las Segovias hizo morder al derrotado gringo invasor el agreste polvo de nuestras montañas.
Para ese mismo imperio Daniel Ortega se convirtió en un pésimo mal ejemplo pues siendo un revolucionario hizo una transformación sin par en la historia de Nicaragua que ya era fuente de inspiración para otros líderes de la izquierda latinoamericana que ya hablaban de nuestro modelo como fórmula para salir de la pobreza.
El otro aspecto que hace emerger del infierno el odio para descarrilar lo bonito que venía creciendo el país es la incompetencia, el resentimiento y la frustración del oposicionismo en nuestro país caracterizado por estar en contra de los que están a favor y a favor de los que están en contra.
En el 2006 Daniel Ortega ganó las elecciones por la base disciplinada de su partido, pero fundamentalmente por la división del liberalismo. Ya vengo políticamente del liberalismo, aunque mi semilla política esté en el sandinismo a través del cual luché contra la dictadura dinástica de Somoza.
La historia sobre aquel contexto electoral que hace retomar el gobierno al FSLN es otro rollo, pero desde entonces el oposicionismo nunca entendió que la creciente causa de popularidad de Daniel Ortega, en la medida que se afianzó en el poder eran ellos porque fueron incapaces hasta hoy de entender que su canibalismo político interno los tiene como están.
Desde el 2006 llegaron las elecciones generales del 20011 y 2017 y es la fecha y continúan tan divididos como al principio y ante la falta de una oferta electoral mejor que la del FSLN lo que han hecho es no solo deslegitimar cada proceso electoral sino correrse de él, no por falta de transparencia porque los resultados son abrumadores, sino porque son y se saben perdedores, porque son un archipiélago de siglas sin representatividad, sin liderazgo y sin propuestas. Lo que sí les sobra sin embargo es apetito de poder, pero como no lo pueden obtener por ellos mismos entonces quieren que se los pongan en las manos y él único que está tratando de hacerlo es el imperio.
Este oposicionismo que tenemos en Nicaragua es lo más antipopular y lo más mediocre que uno pueda imaginar, pero por si fuera poco lo más anti nacionalista, anti nicaragüense y traidor que uno pueda concebir. Ellos han ido a Washington a pedir sanciones que solo afectan al pueblo nicaragüense y para ambientar un estado de caos que, ellos mismos crearon, vienen recibiendo desde hace siete años más de ochenta millones de dólares que desde diferentes frentes -el principal el de la mentira mediática- hoy pintan hacia afuera un estado de rebelión interna que contrasta con la indignación mayoritaria de un pueblo que quiere paz y que centra su valentía en no responder al odio con odio.
Hay muchísimo más que decir sobre la realidad de nuestro país que es falseada hacia el exterior, pero por ahora cierro diciendo que frente a la insensatez la respuesta responsable ha sido la de dialogar para encontrar mecanismos civilizados de solución en el marco de nuestra constitución y de nuestras leyes.
Del lado gubernamental hay una disposición de alcanzar acuerdos y respetar los acuerdos, pero del otro lado, de la llamada “Alianza Cívica” a la que por mil razones el pueblo identifica como “Alianza Cínica” no hay capacidad de decisión porque son rehenes de sectores extremistas que coludidos con agentes externos apuestan al derrocamiento.
Para ellos sin embargo el problema es que el tiempo es su más rancio enemigo porque en la medida que más avanza más desnudos y expuestos quedan porque lo único que quien es el poder por el poder mismo para enriquecerse ellos y para empobrecer a los millones de nicaragüenses que ahora son mucho menos pobres que ante.