El papa Francisco declaró este domingo santo a monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien denunciaba durante sus homilías las torturas, asesinatos, desapariciones, entre otras violaciones a los derechos humanos, por parte de las fuerzas de seguridad.

Al menos 7.000 salvadoreños viajaron al Vaticano para presenciar el acto de canonización de Arnulfo Romero.

Durante la misa de canonización de monseñor Romero el papa Francisco se señaló que el ahora santo salvadoreño dejó su integridad para dar la vida a los pobres.

El líder de la Iglesia Católica dijo que Óscar Romero abandonó «la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos».

El papa Francisco proclamó también santos al papa Pablo VI a los religiosos Francisco Spinelli, Vicente Romano, María Catalina Kasper, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y al laico Nuncio Sulprizio.

En medio de la ceremonia Francisco afirmó que todos estos santos han traducido con la vida la palabra de dios y añadió que el señor nos ayude a imitar el ejemplo de estos beatos.

En la misa de canonización el papa presentó las reliquias de los nuevos santos la camiseta que Pablo VI usó en atentado en Filipinas, fragmentos óseos de monseñor Romero, Francesco Spinelli, Vincenzo Romano, Nunzio Sulprizio y María Caterina Kasper, y cabello de Nazaria Ignacia.

Al final de la ceremonia Francisco envió un saludo a todos los representantes de los países que estuvieron presentes en la misa de canonización.

Asesinato del “santo de América” sigue impune

Arnulfo Romero fue asesinado en 1980 cuando oficiaba una misa. Un informe de la Informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas en 1993 responsabilizó a los escuadrones de la muerte dirigidos por el coronel Roberto D’Aubuisson.

Sin embargo, una ley de amnistía de 1993 impidió abrir cualquier proceso en su contra. Otros militares también están señalados del asesinato son: Alberto Saravia, Eduardo Ávila, Fernando Sagrera, Mario Molina, entre otros.

Romero, beatificado en mayo de 2015, levantó su voz dentro del movimiento popular para exigir un alto a la represión y, a la vez, denunció el sistema económico que condenaba a la miseria a miles de generaciones en su país.