Cmdte. Doris Tijerino: «La igualdad de derechos de la mujer, es fruto de la lucha y de la Revolución»

Por Alberto Mora (*)

En ocasión de que se aproxima el Día Internacional de la mujer y todo este mes ha sido dedicado a la mujer, invitamos a la Comandante Doris Tijerino Haslam, para hablar un poco de diferentes tópicos acerca de la mujer en el Frente, la mujer en la Revolución, la mujer en el Gobierno Revolucionario y en todos esos espacios que se han venido logrando. Quisiera ir a la parte histórica… Comandante, eran pocas mujeres cuando el Frente inició su lucha, ¿no?

Doris: Voy a tomarme el derecho de decirte que esa frase de Hugo Chávez “por ahora”, también para mí significa su real compromiso de mantenerse en la lucha, y por eso es que está presente siempre y va a estar eternamente. Hugo Chávez hizo cosas grandes para Venezuela, para América Latina, para el mundo; pero a mí una de las cosas que más me impresiona y me maravilla, es el trabajo que él realizó para transformar a las fuerzas armadas venezolanas en una fuerza para la revolución. Eso para mí es una de las obras más grandes. Y no sólo logró eso, sino que nos dio la imagen real que pueden alcanzar, porque los militares en América Latina y el mundo entero son una fuerza de represión, sin embargo aquí son garantías de la libertad del pueblo.

El Presidente Chávez tuvo un gran corazón con Nicaragua. Yo nunca he conocido a una persona que se conmoviera tanto, y lo decía el Embajador, ante el dolor de los demás; porque resolvió problemas de los pueblos sin ningún interés y de manera desinteresada.

Doris: Nos dio luz, energía.

Sí, nos dio Luz, y le dijo al hombre (Presidente Daniel Ortega): “¡Después firmamos los papeles, ya vienen las cosas para acá!” Es decir, eso no lo hace nadie, es un desprendimiento que no es para cualquiera, no lo hace cualquiera; yo creo que Chávez es uno de esos hombres que muy poco en la vida nacen. Pero volviendo al tema de las mujeres en el Frente. Eran pocas mujeres pero siempre hubo mujeres… ¿se puede decir de esa manera?

Doris: Sí, siempre hubo mujeres en alguna actividad, incluso alrededor del surgimiento del Frente Sandinista. A Tomás, que era muy ocurrente, una vez le pregunté ¿por qué cuando el Frente hizo un trabajo a lo interno de la Juventud Socialista hablaron con todos menos conmigo? Y él dijo: “Bueno, es que tuvimos una época cochona” (cobarde). Realmente lo que quiso decir es, una época machista, más que ahora por supuesto; entonces consideraron que no era importante hablar con mujeres, porque iban a una guerra, porque estaban preparando una organización político-militar, entonces las mujeres no contábamos, y me dejaron en la Juventud Socialista. Pero después regresé, y me les metí, y aquí estoy desde el 66, 65, por ahí. Pero sí eran poquísimas las que se incorporaron, después del 63, obviamente. Luz Danelia Talavera, Doña Aurora Núñez, son los primeros nombres que a mí me surgen, posterior ya empezó a crecer la membresía femenina.

¿Pero nunca se les evitó, es decir, nunca se les discriminó, en el sentido de decir: No vas a entrar? ¿Estaba abierta la posibilidad?

Doris: Era una concepción errada de que la guerra que íbamos a librar era estrictamente militar y consideraban que la mujer no estaba para eso. Después las mujeres mismas demostramos que sí estábamos para eso, y para cualquier cosa. Quiero decirte que Tomás Borge siempre decía que él consideraba que la mujer era mejor que el hombre, y explicaba que no traicionábamos, éramos leales, éramos decididas, probablemente porque para incorporarnos a una organización como la del Frente Sandinista teníamos que resolver un montón de problemas, con la sociedad, con la familia. No era bien visto aquí que las mujeres intervinieran en política, por cuenta propia, como popularmente se puede decir, porque generalmente aquí las mujeres iban a los partidos donde el marido militaba, iban de acompañante, las tomaban en la foto, pero no incidían, no decidían. Es hasta que el Frente Sandinista surge, cuando las mujeres nos incorporamos, independientemente de la familia, independientemente del marido o de los hermanos, y participábamos en el Frente en condición de militante.

Usted cuenta que el Comandante Carlos Fonseca en un manifiesto puso “Conchita”, y usted le preguntó: “¿Y quién es esa?”

Doris: Yo pregunté: “¿Y quién es esta mujer?” “Sos vos”, me dice. “¿Y quién es Conchita Alday?, le pregunto. Entonces me relató quién era. Y cada vez que estoy en una situación difícil que paso –que han sido muchas– por situaciones complicadas realmente que he puesto en riesgo mi vida, entiendo por qué me puso “Conchita Alday”. Esta es una mujer de occidente, esposa o compañera de vida de un general que le llamaban “General Cabuya”; el país estaba ocupado por los marines yanquis y estos lo llegan a buscar a su casa, en donde la encontraron a ella embarazada, la asesinaron, y con una bayoneta le sacaron al bebé del vientre. Entonces cada vez que tengo una complicación en mi vida, entiendo por qué Carlos me puso “Conchita Alday”. Creo que me estaba diciendo que debía de tener la entereza de esa mujer, que en esa circunstancia no entregó al marido.

¡Imagínese! Esas historias de terror que a veces los historiadores pretenden esconder; los historiadores interesados. Pero luego, conforme el Frente va creciendo y la lucha se va intensificando, entran muchas más mujeres y ya para el triunfo de la Revolución la participación fue amplia.

Doris: Después de concluir la etapa de acumulación de fuerzas que se da entre 1970–1971 hasta cuando se da el asalto a la casa de “Chema” Castillo el 27 de diciembre de 1974 que se rompe el silencio, ya la cantidad de mujeres no se puede –creo yo– ni contabilizar; ya no solo era en las organizaciones de masas, en las movilizaciones, sino también en las estructuras militares del Frente Sandinista, y en las actividades políticas.

También hay un aspecto muy importante: las colaboradoras, las de las casa de seguridad, generalmente ahí las mujeres también acompañaban a los maridos.

Doris: Mirá, el término “colaboradoras” para mí no tiene que ver con la acción de ellas y ellos, porque eran mujeres y hombres que arriesgaban la vida igual que nosotros. imagínate que las personas que nos acompañaban como legales, nosotros decíamos las coberturas o mantos de las casas, arriesgaban su vida, y muchas murieron.

No usé el término “colaboradoras” de forma despectiva, ni para disminuir, pero sí es un mérito, es gente que “se la jugó”, como decimos en buen nicaragüense.

Doris: ¡Es un mérito! Yo trabajo con una asociación de colaboradores en el campo, allá en el norte, en mi pueblo, y ellos se llaman Asociación de Colaboradores Históricos de la Guerrilla del FSLN… ¡No es cualquier colaborador! Eran combatientes, son militantes algunos incluso con la Orden Carlos Fonseca (que la otorga el FSLN); gente muy integrada desde niños a la guerrilla.

Ahora, ¿en el pensamiento de Carlos Fonseca, Comandante en Jefe de la Revolución, la mujer siempre ocupó un lugar importante?

Doris: Creo que siempre fue nuestro principal colaborador, porque había la tendencia a veces que cuando había una compañera que era llevada a la clandestinidad, o estaba en una casa de seguridad, la remitían a las labores domésticas. Yo recuerdo que había muchos compañeros que no estaban de acuerdo con eso, y eso era impulsado por Carlos, de tal manera que él lo primero que hacía era tratarnos y exigirnos igual que a los compañeros varones, y en las casas de seguridad las tareas se compartían. No siempre los hombres tienen capacidad de hacer todo lo que hace la mujer. No quiero parecer muy radical feminista, pero la verdad es que las mujeres tenemos una enorme capacidad para desdoblarnos, para aumentarnos nosotras mismas. Somos capaces de cocinar un buen arroz (no yo, pero la mayoría lo hace bien) y también coger un fusil y participar en una recuperación económica, en un asalto, con igual eficacia que los hombres.

Al momento de la Revolución muchas mujeres ocupan puestos importantes. Inclusive, usted también llegó a ser posiblemente la primera mujer Jefa de Policía en América Latina; hablaban de que habían sólo dos en el mundo en ese entonces, no sé si en un país europeo, y en Nicaragua. Es decir, la mujer ocupó espacios importantes; se formaron asociaciones de mujeres, la “liberación femenina” que le llaman también; hubo una gran participación que con el gobierno primariAñadir blog o de los 80 también se ratifica.

Doris: Pero va más allá de la participación en cargos importantes. Creo que lo más importante que aportó la Revolución Popular Sandinista y la lucha del Frente en general, es hacernos ubicar correctamente. Se partía –al menos así lo entendí yo, así lo practiqué– que la liberación de la mujer únicamente se iba a dar cuando liberáramos al pueblo; que las luchas feministas que eran importantes en el mundo, sobre todo en el primer mundo, porque en nuestros países el feminismo era como mala palabra, pero realmente para mí tenía una connotación ideológica. Mi base para el feminismo que yo creo tener, tiene fundamentos ideológicos. Yo aprendí en el marxismo, en el estudio de la teoría revolucionaria, que éramos iguales, que había que luchar para que se nos abrieran las oportunidades. ¡Pero luchar! No esperar que nos dieran. Eso para mí es lo más importante que aportó el Frente, y un gran acierto. Porque, ¿qué libertad o de qué liberación puede hablar una mujer si estás oprimida como pueblo, marginada social y económicamente, sometida al papá, al hermano mayor, después al marido? Cuando uno creía que se liberaba y se iba de la casa, iba a caer en manos de un marido, que no siempre salían buenos, ¿verdad? Entonces para mí siempre fue muy importante ese planteamiento.

Lo voy a decir de otra manera: son espacios ganados, Comandante.

Doris: ¡Por supuesto! Mirá Alberto: con mucha lucha, no confrontación, porque no, aunque algunas veces había que pararse duro, pero peleamos para los espacios que tenemos. Yo recuerdo que en los años 80 incluso, yo estaba en AMNLAE y empezamos a pelear por la cuota, entonces hasta algunas compañeras decían: “No, ¿qué es eso de cuota? Uno tiene que llegar por capacidad…” ¡Claro que sí! Pero si no te dejan, hay que exigirla. Y funcionó la cuota. Hoy día no es necesario. Creo que es muy importante tener la paridad, el 50%, porque es nuestro derecho, porque significamos eso en la sociedad, porque los compañeros con el cuento de que debía ser “por tu capacidad”, jamás te ponían donde podías quedar. Entonces llegamos fraternalmente y logramos convencer a los compañeros. Recuerdo una enorme discusión en una Asamblea Sandinista en Matagalpa, donde me señalaban algunos que yo estaba peleando por negar el derecho a la mujer a ser reconocida por lo que aportaba. Y les dije: “¿Qué más quieren que hagamos para que ustedes reconozcan que nos hemos ganado este derecho?” Y yo creo que eso ya está superado.

Ahora está en vigencia la Ley promovida inicialmente por el Frente y puesta en práctica en el Frente, de 50% y 50% para varones y mujeres en todos los cargos políticos. En las elecciones de la Costa Caribe este año, las Regionales (celebradas el domingo 3 de marzo), igual, va uno y una a la par.

Doris: Esa es la cuota que nosotras queríamos. ¿Querés que te diga una cosa? En la representación de la Alianza Unida Triunfa en el PARLACEN la mayoría somos mujeres. Es decir, eso te demuestra que no es que te van a hacer llegar y llenar los espacios por llenarlos, sino que tenemos la capacidad de ir más allá del 50: todo está que nos lo propongamos. Ahora, quiero decirte que no basta ser mujer y ocupar una posición para incidir, hay que tener una decisión de vida en cuanto a la lucha de la mujer por la restitución de sus derechos. Incluso, voy a tratar de explicarme bien para no decir cosas que puedan ser malinterpretadas. Nosotras a veces tenemos que cuidarnos a que en el ejercicio del poder no parezcamos hombres; hay una manera distinta de manifestarse, conservando su condición de mujer. Creo que yo lo logré en la Policía porque una vez Tomás Borge me dice: “Vos no parecés la Jefe de la Policía, parecés la mamá de los policías”, tal vez porque no andaba escoltas, porque no andaba arma a la vista, y dialogaba y hablaba mucho con ellos. Creo que eso me dio resultado.

No parecer hombre: esto está bien, sino conservar la condición de mujer.

Doris: Creo que es lo mejor que nos sucede, ser mujeres.

Hay también un reconocimiento, creo yo, no solamente en los cargos. Uno va por los barrios y en las actividades de todo tipo que se presentan uno ve gran cantidad de muchachas, en mayoría a veces.

Doris: Es así en todo. Vos te vas a las maquilas, la mayoría son mujeres y pocas veces veo que proyecten el liderazgo femenino, todos los dirigentes que yo veo son hombres, y un montón de mujeres haciéndoles el trabajo. En La Fosforera (fábrica de fósforos desaparecida a principios de los años 90) –te estoy hablando de una historia sagrada– en la antigua Fosforera la mayor cantidad de mano de obra era femenina y el dirigente del sindicato era varón.

¿No se advertían esas cosas? ¿o sí se advertían?

Doris: Sí se advertían y se planteaban, lo que pasa que la sociedad nuestra ha sido siempre muy conservadora y tradicionalista; la mujer a veces se ha visto atemorizada por el peso del machismo que se manifiesta hasta de manera aparente en favor de la mujer: “Es que hay que considerarlas, tienen mucho trabajo”, “no hay que recargarlas”, “no tienen tiempo…” Y no tenemos tiempo porque no nos ayudan en la casa.

Hablemos un poco también de aquellas cosas que se han logrado con el Gobierno a través de los programas socio–productivos y que priorizaron a la mujer desde un inicio, ¡y ahí no hubo protestas de hombres! Son programas que nacieron para la mujer. Podemos mencionar: Usura Cero, el Bono Productivo. Creo –y ojalá que no se me mal interprete– que la mujer es más responsable que el hombre, que la mujer puede llevar mejor las cosas, y no terminar vendiendo…

Doris: Quizás el término “mejor” no es el exacto pero las mujeres –no sé por qué– tenemos una mejor capacidad administrativa. Tomá en cuenta que una mujer del pueblo administra la pobreza de manera tal que no se le mueren de hambre los hijos. Eso es un arte. Eso no lo hace cualquiera.

¡Es cierto! Es lo que decimos: las mujeres siempre tienen para el taxi, para el pasaje de transporte. A veces los hombres no cuidamos mucho el dinero y la quincena no alcanza, pero siempre la mujer es previsora, siempre guarda.

Doris: Mi mamá decía, que cuando había crisis económica en el hogar, para el hombre la solución más fácil era irse; en cambio la mujer, lavaba, planchaba, pedía, cualquier cosa, pero un hijo no se le moría de hambre, y le quedaban a la mujer en la casa mientras el hombre evadía el problema. Eso es algo que tiene que ver, no con el género, tiene que ver con el producto que te da una asociación o una sociedad capitalista que no genera más que individualismo, a veces preocupación nada más por la parte material. Por eso es que yo digo, solo la Revolución te libera, solo la Revolución produce otro tipo de sociedad, y solo en Revolución es que la mujer puede liberarse.

A propósito de eso que señalaste, de los programas socio–productivos. Es que para mí es muy importante, porque el sometimiento de la mujer siempre está determinado por la parte económica, y al posibilitar a la mujer el acceso a bienes, sobre todo de producción, eso la libera. Yo menciono mucho a mi madre porque fue la que me formó, y mi mamá nos decía: “Estudien, prepárense para que trabajen y no tengan que estarle pidiendo a ningún hombre que las mantenga, ni estarle soportando nada por la necesidad de la manutención de la familia”. Entonces eso tiene una transcendencia grande, y vos has visto cómo las mujeres que han recibido esos bienes productivos han resultado eficientes productoras. También hay hombres que son eficientes, que son trabajadores, que no dilapidan el bien que se les da para su reproducción, que no venden la tierra, que la conservan, que la trabajan.

Recuerdo que aquí en los años 80, en la primera parte de esos años, vino una ministra búlgara, creo que era ministra de economía, y yo recuerdo que ella le recomendó a las autoridades del país, creo que al mismo Comandante Daniel, a otro señor que no quiero decir su nombre, que pusieran más mujeres en el área administrativa del gobierno, del desarrollo económico, de la planificación. Somos como más detallistas, más cuidadosas en el detalle, y eso nos posibilita entonces “hacer de tripas corazón”, como dice el pueblo.

Yo decía que nadie puede negar, hablando de este Gobierno, que posiblemente es el mejor Gobierno que ha tenido Nicaragua en toda su existencia. Digo esto por lo que se ha venido logrando en esta década y dos años más, y yo decía, por donde uno vuelva a ver mira la transformación. Eso me recuerda también el hecho de que una gran cantidad de mujeres han sido salvadas de cáncer de mamas y de cáncer cérvicouterino, por el chequeo previo, y por un programa que se desarrolla para salvar mujeres, creo que el dato era no sé si cuatro mil mujeres o quizás me estoy quedando corto y son 40 mil, pero es una gran cantidad de mujeres que han logrado salvar su vida. Y hay otras oportunidades que tienen que ver con las Casas Maternas. Es decir, una serie de programas que también llevan a la mujer a una condición más digna para satisfacer algunas necesidades, ¿no?

Doris: Esa es una gran verdad, Alberto, pero tiene que ver con el hecho de que somos sandinistas, somos revolucionarios; porque yo no puedo decir que en un gobierno anterior era malo el individuo, ¡es el sistema! Y eso ha sido el acierto, no en balde Tomás decía: “somos los más y los mejores”, y esa es una gran verdad.

Sí, porque tiene que ver con las voluntades, con la opción con trabajar por la gente, por servirle a la gente.

Doris: Yo no sé si vos te has dado al trabajo de leer el Programa Histórico del FSLN –no sé si alguno lo tiene todavía en su poder. Ahí te das cuenta cómo se ha ido cumpliendo cada una de las cosas que están establecidas ahí: enséñenles a leer, alfabetizamos; incorporamos a las mujeres; les dimos la tierra a los que la trabajan, a los campesinos. Yo me río cuando hay gente que dice: “Es que se desviaron…” ¿Cuál desviaron? Lo que pasa es que no saben para dónde vamos, nosotros sí sabemos para dónde vamos. No solo es por el hecho de que Daniel y Rosario son personas muy generosas, ¡eso está más que demostrado!, sino porque es nuestra naturaleza.

A propósito de esos (presos condenados por delitos cometidos durante los tranques de la sangrienta aventura golpista del año pasado) que soltaron, que algunos compañeros a veces quieren manifestar inconformidad, yo les decía: “¡Hombré! Si es que no es el Frente el que necesita el diálogo, no es el Frente el que necesita ser salvado. Nosotros estamos bien, estamos fuertes, estamos cohesionados, tenemos liderazgo, tenemos claridad de hacia dónde apuntamos. Es el país al que hay que salvar”. Y el país somos toditos. Entonces, me preguntan por los que asesinaron, por los que desaparecieron a Bismarck Martínez. Yo les digo: “¿acaso aquí ha salido algún asesino? ¡Ninguno! No hay entre los liberados ninguno que haya asesinado”. Me hubiera gustado ver… yo quisiera a veces que existiera la cadena perpetua. Me molesta cuando dicen “más de 30 años” (el límite máximo constitucional es 30 años de prisión). Ajá, ¿y la gravedad de esos delitos adónde queda? Pero tengo la capacidad de entender la justeza de la decisión, y no voy a apelar solo a la confianza que hay que tener en Daniel, ¡sino a la realidad!

Necesitamos que el diálogo vaya por donde va. Yo no te voy a decir que rezo, ni oro, ni le pido a nadie, yo confío en la capacidad de Daniel para dirigir ese diálogo y que produzca lo que necesitamos, y generar un ambiente de convivencia, de paz, de armonía, de buenas relaciones con los sectores productivos. Otro cuento sería si aquí hubiésemos podido tomar el poder declarándonos socialistas, comunistas, como querrás. Pero esta Revolución siempre fue sui generis porque se produjo en un contexto específico, donde lo importante era resolver el conflicto pueblo–dictadura. Y lo resolvimos.

Eso me hace reflexionar también que de este lado siempre se está hablando de paz, de convivencia, de amor. La misma Ley que se promovió en la Asamblea Nacional, que se apropió la gente… ¡Y por eso hay críticas! ¡Ah! ¡Imagínese usted! No estamos hablando de guerra ni de promover el odio, estamos hablando de promover el amor, y hasta en eso hay críticas de algunos elementos. Entonces yo digo: ¡Dios Santo, hasta dónde llega el cinismo de algunas personas! Pero el camino, como usted dice, ya todo el mundo lo sabe, qué es lo que queremos, queremos un pueblo digno, ¡de rodillas nada, nunca!

Doris: Tenemos que volver al punto anterior al 18 de Abril: que este país se desarrolle, que la economía vaya para adelante. A veces me pareciera que algunos piensan que es broma que la economía fue golpeada… ¡Fue golpeada! Otro asunto es la capacidad que ha tenido el Comandante Daniel, y el Gobierno en su conjunto, de que las cosas sustantivas no se hayan afectado. Aquí nadie dejó recibir su salario, ni aguinaldo, y ahí nomás en Costa Rica no tenían cómo pagar.

Hasta un alboroto hubo en Costa Rica. Aquí no se detuvo nada, todo lo que tiene que ver con las obligaciones del Estado, con la voluntad de servicio del Estado, no se detuvo, hasta las carreteras mismas, los caminos continuaron. ¡Qué satisfacción es ver esa carretera a Bluefields! Entonces uno se explica el resultado favorable al FSLN en las elecciones regionales. También el agua en Bluefields después de más de 100 años. Eso se ve.

Doris: Pero no sólo eso: la integración real de la sociedad nicaragüense se da cuando tenemos comunicación. Va a haber un hospital, ¡y las condiciones de vida!

Y ahí hay mujeres trabajando también…

Doris: ¡Ah, sí! La secretaria política municipal del FSLN no sólo es mi amiga, fue mi suplente en el período pasado, excelente. Y tenemos un vicepresidente en el PARLACEN, de origen negro.

Sí, las mujeres costeñas también han estado siempre trabajando.

Doris: Ahora falta un Indígena, y como yo soy Ulúa–Matagalpa, ¡voy a aplicar!

En los derechos de las mujeres, creo que el país también ha avanzado mucho. Siempre hay cosas por hacer, hay desafíos, ¿no?

Doris: Bueno, ¡es que esto no ha terminado! Ni desde la perspectiva del pueblo ni desde la perspectiva de la mujer, porque hay que continuar la lucha contra las expresiones machistas, contra algunas actitudes condescendientes que para mí son lesivas a la dignidad de la mujer: “Te tengo ahí porque sos mi mujer, y te tengo que tener”. ¡Esto no ha terminado!

Escuchaba lo que decía el lunes (4 de marzo) la Vicepresidenta Rosario Murillo: trabajar mucho en eso del maltrato a la mujer. Eso es fundamental, y es una línea que hay que trabajarla más desde todos los espacios, porque hay que ser respetuosos.

Doris: Es que a veces se cree que el maltrato solo es físico, pero el maltrato psicológico es a veces peor que el maltrato físico. Y creo que a nivel de las instituciones –te lo digo por experiencia desde la Policía– ahí se mantiene una lucha permanente de parte de las compañeras, y no hay confrontación, pero hay preocupación de los mandos, de las mujeres que han alcanzado posiciones, de no permitir que se estanque el avance de las mujeres a lo interno. Y eso tiene su efecto en la sociedad, porque la Policía te da la posibilidad de manifestarte también hacia fuera.

(*) Entrevista realizada por el periodista Alberto Mora, Revista En Vivo, Canal 4, el 5 de marzo de 2019.

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